Este tema puede abordarse desde diferentes ángulos como todo:
Hacernos el espacio en la aparente vorágine del día a día para preguntarnos ¿hacia dónde queremos ir?, y trazado un plan de acción viable para encaminarnos hacia dónde deseamos ir, preguntarnos ¿qué riesgos existen para conseguir mis objetivos?
El concepto de riesgo
Según la norma ISO 3100, el riesgo es el “efecto de la incertidumbre sobre los objetivos” y un efecto es una desviación positiva o negativa de lo que se espera.
A las desviaciones positivas algunos les llaman oportunidades y a las desviaciones negativas algunos les llaman riesgos. Otros llaman riesgo al efecto de la incertidumbre independientemente de si este es negativo o positivo.
Hasta aquí surgen relacionados con una simple definición, una importante cantidad de temas sobre los que trabajar:
Gestión del tiempo, generar el espacio-tiempo necesario para trabajar en definir hacia dónde quiero ir, analizar mi plan de acción, identificar, evaluar y controlar riesgos relevantes.
Definición de objetivos.
Proponer un plan de acción viable, en cuanto a recursos disponibles y otras posibilidades.
Identificar riesgos, ¿qué puede salir diferente de lo esperado?, ¿por qué?.
Evaluarlos, generalmente en función de su impacto y probabilidad de ocurrencia; o de su impacto, probabilidad de ocurrencia y ¿cuán preparado estoy hoy o está mi empresa hoy para hacer frente a esta posibilidad?. Generalmente se calcula como producto de estas variables, pero existen formas variadas de realizar este abordaje. Lo importante es distinguir entre riesgos altos, inaceptables, relevantes; riesgos medios, tolerables; riesgos bajos aceptables, no relevantes. Y concentrarnos en trabajar sobre los riesgos altos proponiendo acciones para eliminarlos, controlarlos o evitarlos siempre que sea posible, o simplemente conocerlos y aceptarlos. Es un ejercicio importante de planificación y control que nos lleva a dialogar y aprender mucho sobre mi persona, sobre mi organización, o, sobre un proceso en particular de mi organización.
Nuestra realidad estará siempre asociada a un importante grado de incertidumbre, es ilusorio creer que podemos tener todo bajo control, pero este hecho no quita la utilidad de esta herramienta.
Ejemplo de la actualidad
A modo de ejemplo, debido a la pandemia de Covid-19, el teletrabajo se ha vuelto una herramienta importante para continuar mi actividad; ejemplo de qué puede salir mal, asociado al objetivo de continuidad del negocio:
- Las comunicaciones se entrecortan. Riesgo: alto
Causas:- Baja velocidad de conexión a internet.
- Mayor consumo en el hogar de lo que soporta la conexión contratada.
- Las comunicaciones se caen. Riesgo: medio
Causas:
- Falta de suministro de energía eléctrica.
- Caída del enlace del proveedor de Internet.
Prioritariamente voy a considerar los riesgos altos, ¿qué puedo hacer al respecto?, si es viable económicamente contratar un plan de acceso a Internet de mayor velocidad y fiabilidad; quizás pueda organizar y combinar las actividades de los demás miembros de la casa para no consumir datos todos al mismo tiempo, quizás pueda recurrir a contratar más de un acceso, para tener accesos duplicados.
Es importante señalar que las soluciones pueden eventualmente generar nuevos riesgos.
El sólo hecho de identificar el riesgo y evaluarlo me permite trabajar temas que normalmente no abordamos. Más importante aún, para los riesgos altos, qué haré en caso de ocurrencia: plan de emergencia, iré a la casa de un familiar que vive muy cerca y tiene buena conexión; ya lo tengo hablado con él, ensayé la situación y me toma 10 minutos trasladarme y retomar la conexión.
Esta metodología puede aplicarse a cualquier orden de la vida personal o empresarial.